domingo, 23 de enero de 2011

De la cobardía o como convertir el miedo en una inversion

Sin miedo no hay valentía. Y la temeridad parece un lujo adolescente. Los tiempos de correr despreocupado hacia aventuras inciertas, imaginarias o terribles, van doblando la espalda ante la dolorosa evidencia. Por esa mochila que has ido llenando de años. De cosas inútiles sin las cuales es probable que ya estuvieras muerto. Podría intentar un mensaje de esperanza. Quizás con moraleja. Peeeero, lamentablemente somos los que somos. Así que jódanse, y sígan llorando debajo de la manta. Gracias a la gente que no es capaz de coger a la vida por los cojones, tipos como yo hacen fortuna.
Como me gusta el tacto de las frases encabezadas por Quizás...

lunes, 17 de enero de 2011

M.d.C II

Por todos aquellos que lo único que necesitan es un lugar acolchado donde desnudarse.
Para los que el fuego y la metralla les bombardean las sienes más allá de toda sombra, de todo sueño. Que siguen despertándose sudorosos, ajitados sin tener del todo claro por qué. Sólo con la seguridad de que algo no marcha bien. Si se esfuerzan, pueden llegar a oir como alguien llora. Algo o alguien imprecisos, desdibujados detrás de nubes grises. Siluetas en el fondo más profundo de la caverna. Pero hasta la fecha, lo más real, lo más tangible.

Hablo de un remoto rincón para descansar. Del desierto en mitad del oasis.
Existe un lugar así(tiene que existir, es desesperadamente necesario). Tranquilo, pausado.Aunque donde y cuando sean palabras sin categoría, inaplicables. Una burbuja, ligera, dulce. Todo lo pesado flota. Todo lo doloroso es un vaivén de agua calmada. De fondo el arrullo de un río fundiéndose con todo esto. Llevándonos mansos en sus corrientes. Balanceándonos en esa nada donde nadie más es capaz de entrar para juzgarnos. Ni siquiera nosotros mismos.
Por desgracia o por fortuna, ni vendo ni nunca vendí substancia semejante. Y si algún día existe, me cuidaré de que nadie más que yo la conozca. El precio a pagar vive Dios que sería vuestra alma.